top of page
  • Foto del escritorCoCo

EQUIDAD DE GÉNERO UN OBJETIVO COMÚN

En tiempos donde las desigualdades de género siguen haciendo eco en la vida de una cantidad innumerable de personas, se hace necesario dejar a un lado aquello que nos divide para establecer la no discriminación y la equidad como objetivos a alcanzar.


Para hablar de género y diversidad es importante reconocer que parte de lo que somos hoy responde a un cúmulo de prácticas culturalmente asimiladas y naturalizadas, es así como la heteronormatividad articulada a la matriz colonial del poder, determina esferas como el saber, lo espiritual, lo político, lo económico y lo cultural, negando la posibilidad de reconocer otras formas de ser, pensar y existir, que difieren con el orden establecido.




Angelica Saldarriaga Saldarriaga, Trabajadora Social (UdeA)

Los seres humanos somos presos de estereotipos, roles de género e imaginarios de los cuerpos, que a su vez determinan nuestras afectividades, lo erótico, la sexualidad, las formas de relacionarnos con nosotros mismos, con la naturaleza y con el mundo entero. Hemos interiorizado consiente o inconscientemente que el color rosa es para las niñas y el azul para los niños; que la debilidad hace parte de lo femenino y la rudeza corresponde a lo masculino, que un hombre no puede llorar ni expresar sus emociones y que una mujer si no planea ser madre no será una mujer completa, históricamente hemos asignado a la mujer la esfera de lo privado, la familia, los cuidados y a los hombres lo público, el sustento económico del hogar, sí, el eterno binarismo que no concibe matices entre el negro y el blanco. Posiblemente esto lo hemos oído bastante y se nos ha vuelto paisaje, pero al traerlo a este escrito nos da la posibilidad de revisar premisas que hemos dado por sentadas, cuestionarlas, reflexionar sobre las implicaciones que tiene en nuestras vidas, y tomar acción para transitar nuevos caminos, caminos que les falta casi todo por recorrer, pero por algo debemos empezar.


En mis primeros acercamientos al feminismo, encontré un libro valioso que me ha llevado creer que otras realidades son posibles si deconstruimos los imaginarios establecidos, empezando desde lo básico, lo cotidiano, desde el proceso de crianza. Chimamanda Ngozi Adichie en su libro Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo” da recomendaciones a una amiga suya quien acababa de ser madre y había le pedido consejos para criar a su hija como feminista; algunas de las recomendaciones fueron: Sé una persona plena; nos invita a no definirnos únicamente por uno de los roles que asumimos en nuestra vida, madre, padre, esposo o esposa, hijo o hija, profesión, cualidades, sino, reconocernos como seres compuestos por una infinidad de facetas articuladas, que dado el caso de enfocarse solo en una y descuidar las demás nos alejará del estado de plenitud tan anhelado por el ser humano. “Hacedlo juntos” es un llamado a compartir las tareas del hogar y el cuidado cuando se convive con otros, sin importar si eres hombre o mujer, biológicamente tenemos las mismas capacidades y tristemente, el común denominador en nuestra sociedad es que nosotras las mujeres seamos cómplices de la reducción de la función de los hombres, acentuando más la creencia de que los quehaceres del hogar, entre otras cosas, corresponde a la mujer. “Enséñale a tu hija o hijo que los «roles de género» son una solemne tontería.” Nunca les digas que debe de hacer algo o dejar de hacerlo porque es una niña o un niño, los conocimientos y habilidades no están preinstalados nuestros genitales, debemos dejar de pensar que las labores domésticas, los colores y juguetes tienen género, debemos dejar de decir que un niño por querer jugar con muñecas se comporta como una niña, ¡no! simplemente se está comportando como es. “Cuidado con el peligro de lo que yo llamo Feminismo Light. Es la idea de la igualdad femenina condicional.” Es normal escuchar hombres decir que no les incomoda que las mujeres estén en la esfera de lo público y las reconocen con las mismas capacidades, sin embargo, cuando de poder se trata, es común ver que a muchas mujeres y hombres les aterran las mujeres poderosas y como tal perseguimos y juzgamos más sus acciones que las de un hombre en su misma posición, es ahí donde sale a relucir la misoginia sutil, maquillada con falsas premisas de igualdad. “Enséñale a cuestionar el lenguaje”, las palabras tienen connotaciones que quedan en el subconsciente y determinan muchas de nuestras actuaciones o crean presunciones de lo que es el deber ser de alguien o algo, es hora de liberarnos de palabras que encadenan a inequidades y subestimaciones. Enséñale sobre privilegios y desigualdades, la importancia de respetar la dignidad de toda persona, independiente de quién sea, actividad que desempeñe, rol que ocupe, nadie vale más que nadie y merece ser tratada humanamente. Háblale sobre la diferencia. Ver la diferencia como algo normal es el primer paso para valorarla y aprender de ella, por lo que representa para la humanidad.


Estas y muchas otras ideas que parten de pequeñas acciones nos conducirán a mejorar nuestra propia vida y la de quienes nos rodean, estoy convencida que si desde niños nos enseñaran a reconocer la diferencia y aceptarnos en ella, habremos preparado el terreno para que las generaciones futuras vivan libres de estigmas y de las duras realidades que aquejan nuestra sociedad, como lo es el bullying, el acoso, la discriminación, la violencia, el maltrato, el suicidio, entre muchas otras.





Agelica Saldarriaga Saldarriaga

Hija, hermana, novia, compañera, amiga,

sensible a los temas de género y diversidad,

trabajadora social en constante deconstrucción

y construcción.

Redes sociales: Angelica Saldarriaga





























194 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page