Cuando se habla de desarrollo se asocia de inmediato con los aspectos económicos de un determinado sector o región. Y no es para más; es uno de los propósitos del desarrollo aportar al crecimiento económico, al bienestar de los pueblos, permitiendo el acceso a bienes y servicios que propicien dignificar la vida y asegurar la cadena productiva.
El término desarrollo tomó fuerza después de la segunda guerra mundial, con la creación de un programa internacional liderado por Estados Unidos, que buscaba brindar asistencia técnica y financiera a los países subdesarrollados, afianzando la infraestructura para dinamizar la industria y la economía; pero desconociendo los ideales sociales y culturales presentes en estos países, razón por la que no se lograron los objetivos esperados.
Juan Diego Zabala Patiño Comunicador CorporativoPara que el desarrollo se instaure como un modelo y de frutos, debemos conocer y promover lo social. Y si algo debe considerarse por desarrollo es la construcción de identidades, la promoción de espacios de participación, la reducción de brechas que prolongan la inequidad; como también propiciar espacios que faciliten el intercambio de ideas. Y es allí donde la comunicación toma protagonismo, al presentarse como mediadora de todas estas dinámicas que en sí mismas son complejas, pero necesarias para mantener en firme el propósito de articulación social.
La comunicación ejerce un rol muy importante en el desarrollo humano, se vale de medios y canales en los que no se limita únicamente a informar, promueve ideas de cambio, escenarios de integración donde la cultural determina la intervención, busca el progreso sin transgredir las costumbres, pero con el firme propósito de cambiar las realidades que postergan la pobreza, generan aislamiento y restringen la integración y el conocimiento de las comunidades más vulnerables.
Hoy más que nunca la comunicación para el desarrollo debe ser tenida en cuenta en las agendas locales y nacionales. Es inminente el cambio y la transformación de realidades a las que nos enfrentamos por cuenta de la pandemia, situación de la que nuestra ciudad no es ajena y que ha evidenciado el grado de vulnerabilidad y carencias que persisten en los barrios y corregimientos.
Los medios alternativos y comunitarios que tenemos en Medellín son un referente de comunicación cercana y direccionada al desarrollo. Es admirable los esfuerzos que hacen para mantenerse vigentes, para llevar a sus comunidades y audiencias información oportuna, propiciar escenarios de diálogo directo que lleven a la transformación de los contextos y promuevan la participación. Integrar a los medios alternativos en la construcción de ciudad resulta ser un componente importante, que permitirá conocer las situaciones que aquejan a las comunidades y prever soluciones, que faciliten el cambio social, la reducción de la desigualdad y el acceso a la oferta institucional y a una mejor calidad de vida.
En este tiempo cuando se discute el plan de desarrollo, que es la hoja de ruta de los proyectos y estrategias que se ejecutarán en los próximos cuatro años, es importante que se incluyan programas bien estructurados que permitan el cambio social, el acceso a oportunidades y el fortalecimiento de canales de comunicación a través de los cuales los ciudadanos puedan exponer sus realidades y hacer parte de las soluciones.
La comunicación para el desarrollo, es pues, una importante herramienta y recurso para mantener una interacción constante con todos los sectores que conforman la sociedad, especialmente con quienes más presentan carencias y abandono. Son estos algunos ideales con los que a grandes rasgos se podrá tener una ciudad eficiente, garante de los derechos y comprometida con la inclusión.
Comunicador Corporativo