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ENSEÑAR O SER CANÍBAL

Una opinión de un tercero construye sobre los cimientos del pensamiento crítico del lector, en ese orden, si se lee completo este articulo aun sin estar de acuerdo con su contenido emergerá en él una idea producto del tema a desarrollar similar o adversa, que seguramente tenía clara, pero yacía dormida y fue estimulada, y es que el conocimiento debe compartirse para construir, no sirve enclaustrado en el ego, ni recluido en la frustración del “Aquí no hay nada que hacer”. ¡Esa idea critica posterior a la lectura, lectores, es siempre, óigase bien, siempre necesaria para el mundo! Entonces como dice un Reggaetón viejo: “Sácala, dale úsala, ¡¡no le tengas miedo!!” claramente me refiero a las ideas, lector.


El error está en creer en la masa y no en la sustancia, no es preciso esperar que llegue el juicio final creyendo que hay uno en específico para tí. Con tu opinión será posible dar un paso más, pequeño pero firme, hacia la construcción de soluciones. Una protesta comienza desde la no aceptación de algo que pretenden imponerte, pero para que sea conceptual se requiere no repetir lo ya inventado, sino reaccionar a partir de la íntima convicción, y a esta se llega instruyéndote por la vía que sea, ¡¡VAMOS!!


Gabriel Jaime Quintero
Abogado y futuro docente.

En el mundo donde el mero consumidor es obrero el pensador es arquitecto.


De acuerdo a lo anterior, lea hasta el final, y sea critico de mi pensamiento, únase o apártese, pero haga su criterio, luego vaya al mundo y comparta a otros su idea, haga que otros la critiquen, siembre pensamiento. En este punto, lector…ya hemos construido.


Seguro estoy de que en el desarrollo de este pequeño escrito se desgarrará en mí algo que solo algunos tenemos, que solo algunos lo hemos buscado, que solo pocos deseamos y que no todos se atreven a manifestar, algunos por temor, unos por respeto, otros porque están muy cómodos con los sobrados que reciben, y otros claramente por sus excesos somníferos, eso que menciono es lo que yo llamaría “filantropía nacional” la cual definiré como el amor al fruto humano que da esta tierra, a su sabor, a su textura, a su calidez, a su complejidad, a la felicidad con que celebra disfrazando frustraciones, a su exótica belleza que aun siendo naturalmente preciosa nos atrevemos a retocarla con bisturí en exceso, a este pueblo plagado de una inigualable diversidad, con párvulos derechos civiles, y un especial tinte de discriminación, a este pueblo quiero declararle mi más sincero amor, pero también mi arraigado desengaño por la apología a la escasez del pensamiento.


Este amor me pertenece y como yo a muchos otros ciudadanos que se disfrazan de héroes a diario poniéndole el pecho a la desigualdad que a veces ni los afecta, y haciéndole frente a la discriminación en cuerpo ajeno, unos usando su desafortunado pasado buscando que otros no sufran lo mismo, otros haciendo reír a un niño con cáncer en un hospital aun cuando su propia realidad es tan triste. (estos últimos no se toman fotos) todo esto es enseñar. Por fortuna este amor trasciende en algunos a lo filosófico, para desprenderse a lo político, a lo económico, a lo social, a lo humano, esta gente vale la pena y actúa buscando favorecer, pero, existe un óbice, y es que las anteriores se ven afectadas por aquellos que profesan o más bien practican lo contrario a la tan bien ponderada “filantropía nacional” al amor por este fruto exótico, por este diamante “bruto” (leíste bien); esas personas se caracterizan (la mayor parte de la población de dicha especie) por el establecimiento en el poder, a veces la herencia del mismo económico y político, el clientelismo, el tráfico de influencias, el detrimento de los intereses sociales con beneficio de exclusión, la favorabilidad y el crecimiento empresarial por encima de los intereses populares, el alza de precios al consumidor y el aumento marginal del salario mínimo haciendo mella a la insuficiencia del mismo, en suma, esos mismos que limitan la naturalidad de nuestras convicciones bajo la premisa del interés general sobre el particular, admitiendo por la vías de la “normalización” que el diferente sea tratado como desigual y que en las filas de la EPS, instituciones educativas y de crédito lo miren con humillante y ofensivo escozor. (Ahora comienzo a sentir dolor).


Es común favorecer los negocios familiares y el apoderamiento de los recursos cuando tienes el poder, eso se llama “supervivencia”, es fácil pasar esta contingencia cuando se tiene liquidez, es fácil decir que el acuerdo de paz es una farsa y que debe erradicarse cuando nuestro hijos no son actores de guerra y por el contrario son enviados a clubes sociales frecuentados por altas esferas de la sociedad, los primeros hoy descansan un poco (los que no descansan en paz) los segundos hoy están hartos del encierro (las comodidades ahora incomodan), que curioso!.


La desigualdad tiene apellidos y trae una mancha genética que debemos ayudar a cambiar, aun se estigmatiza y discrimina en relación con la orientación sexual y el color de la piel, por ello el cambio no depende de un modelo de gobierno u otro necesariamente, no depende de la derecha o de la izquierda, sino de la forma como pensemos al otro, a nuestra forma de cuestionar como electores, de nuestros ejercicios académicos y de pensamientos que se convertirán en nuestra liberación.

¿Y si es imposible entender la realidad del otro desde nuestra comodidad? Y ¿Qué tal si lo que nos libera no es la economía? Debería pensar en ambas, lector. Dese un minuto…


La primera hace creer que sí, y la segunda hace creer que no, seguramente porque la realidad de su pensamiento, lector, seguro es en pro de la construcción, por eso usted debe ayudar enseñando a otros a que resistan con criterio. (Esto es apenas expectativa a disposición del escrito).


El índice de contención a la diferencia ideológica y la limitación a la expresión son en pro del beneficio de la oligarquía oculta, reservada y destructiva, por eso, un día te comes un sancocho en un evento que parece haber sido sazonado con ignorancia ya que el que habló mientras hacías digestión es ahora tu Mesías, luego te das cuenta que fuiste parte de la razón de este declive social de desigualdad en que vivimos, porque antes de que te den nuevamente ganas de comer tu Mesías y sus promesas han desaparecido, y con el tu esperanza, pero… ¿tiene esto que ser así siempre? ¡¡NO!! A este pequeño engaño le llamaré “diarrea cerebral” y es una enfermedad de pobres como la tuberculosis o la tristemente célebre “Lepra”, esa ENFERMEDAD te durará en cuanto tu necesidad esté latente, pero puedes cambiar tu historia siempre que no estés convencido en detrimento de tu familia, de lo que te suministra el estado para la educación de tus hijos es suficiente (cuantitativamente) y que la educación que reciben es la adecuada (cualitativamente), es preciso ir más allá, el estímulo no es un video juego comprado en flamingo a 56 cuotas, es la incitación a la lucha, al “no esperes que te den” o mejor al “No esperes que otros hagan por ti, hazlo tú”. No engañes como a ti te engañan.


La educación tradicional desde lo institucional es una desafortunada línea de producción de sumisos, de consumidores “cabeciagachados” (que seguro harán de su voto un objeto) luego serán Trabajadores en búsqueda de un ascenso que garantice una mejor posición, en beneficio del sistema, este empleado debe normalmente endeudarse para lograr un grado de educación superior y que de esta forma su perfil de “linkedin” sea más atractivo para una oferta laboral que garantice el pago de sus obligaciones contraídas algunas de ellas para estudiar y otras por estar a la altura ¿ven como la economía no libera? y se repite la historia una y otra vez en razón de la escasez del pensamiento, ello por consumir sin masticar. Esto puede evitarse, y no tiene que existir una institución educativa para ello.


Es preciso adquirir un sentido crítico de las cosas, y aportar al carácter social que tanto necesita este pueblo, fundamentado en el pensamiento, en la protección y la formación al prójimo con bases sólidas, proscrita del dogma y más bien fundamentado en la percepción, en la experiencia, esa que da sentido de pertenencia por este “paraíso terrenal”, a la sana convivencia con la capacidad de entendimiento y respeto de los derechos naturales y de la vida civilizada, las energías limpias, al emprendimiento, el ESTIMULO!! menos televisión y más lectura, menos redes sociales y más comunicación asertiva, menos “echados” y más “rebuscadores”, menos “asociales” y más ciudadanos, aquí, lector… le garantizo una reducción al maltrato, al sobreendeudamiento, a la desigualdad y al delito en todas sus formas incluida la corrupción, todo esto producto en parte de la economía selectiva que desafortunadamente se presenta como la mejor opción por que no exige nada, pero que en realidad es como un cáncer asintomático, y ¿Por qué se lo digo a usted? Porque necesitamos menos gentes que trabajen para estudiar y estudien para trabajar, y más gentes que estudien para pensar y que piensen para criticar, para crear, para edificar su realidad y construyan ciudad… y usted es el llamado a ayudarme con esto cometido, de hecho, se ha comprometido llegando hasta aquí en la lectura.


Para mí, este es el ideal de educación que aporta a la construcción de ciudad sin dañar a nadie, aceptando la diferencia y evitando la discriminación, sin tener más educación que la que he adquirido por la ambición producto de esta “filantropía nacional” que inunda mi alma, que en efecto, como lo advertí al principio se desgarró por pensar en cuanto “ignorante” vive bajo condiciones paupérrimas de vida pagando arriendo (con ingresos insuficientes para pagar) y cuanto hacendoso duerme entre sus lujos, y demoniacas tranquilidades.


Lector, existe una posibilidad de que no esté de acuerdo conmigo y que esto le parezca apenas un asunto conceptual, pero lo invito a que en este punto piense en lo que sabe, a que haga de su conocimiento una ofrenda, busque la forma de favorecer a otro con él a partir de su realidad, enseñe y comparta, incite al pensamiento, ayude a criticar, opine, respete, y nunca se deje silenciar, si esto no funciona para que juntos construyamos ciudad, escríbame y nos volvemos caníbales…




Autor: Gabriel Jaime Quintero Echeverry

Voy a ser docente universitario y

trabajo en la empresa privada

correo: gabojqe@gmail.com

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